lunes, 6 de noviembre de 2017

EL COLOR DEL FASCISMO O LA SIMPATÍA PROGRESISTA, ¡A CORRER QUE LLEGÓ EL AUTOBÚS DE DRÁCULA!
Cuando en las tertulias familiares sobre todo con tus más allegados, que además, tienen contigo mucha afinidad política, comienza a percibirse cierto forcejeo o incordia casi imperceptible, mejor dicho, ¡bien perceptible! por que en mi casa si una vaina sobra es la democracia y el derecho a opinar solo que, la vejez le da a uno por no dejar hablar a los demás y en eso debo reconocer que la mala leche gallega me aflora a niveles de intolerancia, en este caso acepto la auto crítica o mejor dicho concurro a mi amigo el padre Rojas para que me coñacee con su frase absolutoria; "¡ego te absolvo a peccatis tuis in nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti!".
Los niveles de "lacavismo" o mejor dicho de "draculismo" en mi casa aunque no dejo de comprenderlo, me exasperan.
No se por que a mi me ha dado por tenerle roña al color anaranjado, creo que tiene que ver con la palabra represión, escudriño en mi memoria y me lleva en sus vericuetos justamente al Perú, exactamente en una de las épocas más oscuras en la historia de ese país como lo fue el mandato de Alberto Fujimori y se me presenta nítida la imagen de Abimael Guzmán aquel profesor universitario y líder de Sendero Luminoso encerrado en una jaula cual mono en un zoológico y precisamente con una braga anaranjada con la que el pichón de dictador del Perú uniformaba tanto a los presos comunes como a los presos políticos. Es emblemático ver en algunas películas yanquis presos condenados a trabajos forzados con el mismo colorcito en sus uniformes y esa fiebre de la moda de colores chillones a llegado a uniformar a nuestros presos que además con su "orden cerrado" se ven tan monos ellos que en Puerto Cabello hizo furor el actual gobernador de Carabobo quien como alcalde de esa población castigaba a los "bachaqueros" uniformandolos con ese tipo de bragas para solaz divertimento del embravecido pueblo que disfruta del espectáculo efectista pero no efectivo pues la raíz del problema sigue allí vivito y coleando, es decir, escasez de alimentos, precios prohibitivos, contrabando de billetes, un peregrinar por los bancos para conseguir efectivo y por supuesto un estado de ansiedad por no saber en que coño va a parar esto.
Esta especie de trapo rojo efectista a logrado su objetivo de tal manera, que gran parte del chavismo de manera inadvertida pero muy visible (contradictorio), pide a gritos el "autobus de Drácula" convencidisimos que es la solución a todos los problemas cuando en realidad ese método simplista como el maná que baja del cielo no es más que un correr la arruga de un peo que es meramente estructural, como será la vaina que, hasta hay candidatos a alcaldes que enarbolan la bandera del "Autobús de Drácula" con una seriedad tal que uno no sabe si lo hacen por candidez o por proselitismo demagogo, por que además, la memoria histórica debe servir para algo, revisen las hemerotecas, lean la historia, para ponerlo más fácil, estudien el recorrido político de Henri Falcón y allí conseguirán elementos coincidentes de conducta entre el y Rafael Lacava para terminar como aquel dicho popular, "mucho ruido y pocas nueces" y seguiremos en un eterno ritornello de palabras y hechos que terminan como el "parto de los montes" y al cabo de un lapso de tiempo se acaba el "encantamiento" cuando ya no hay nada que hacer y Drácula termina a nivel de murciélago y encima aspirando a la Presidencia y no precisamente al lado del pueblo.
La ruta de San Joaquín en Carabobo debe estar cundida de crucifijos o por lo menos debe haber muchos franco tiradores con balas de plata en sus fusiles, porque, por allí jamás han visto pasar a Drácula con su Autobús, esos son predios de Lorenzo Mendoza, ¡si ese mismo! el que acapara y bachaquea la harina de maíz, ¿lo veremos uniformado de anaranjado?.
Manolo Silva

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